Esta semana se ha celebrado el Día Mundial de Televisión, una fecha que se conmemora desde 1996 y que nos sirve de excusa para reflexionar sobre el presente y el futuro de este canal.
Lejos de lo que pueda parecer, las nuevas tecnologías y formas de consumo están provocando que el reinado de la “caja tonta” siga extendiéndose. Eso sí, de una forma muy alejada de la tradicional imagen de toda la familia sentada frente al televisor.
Actualmente es posible consumir sus imágenes en cualquier lugar, incluso en varias pantallas a la vez; ver los programas qué queremos cuándo y dónde queremos gracias al video streaming con plataformas como Netflix, HBO o Amazon Prime. Podemos conectar nuestro smartphone a la televisión y ver YouTube sentados en el sofá o ponernos unas gafas de realidad virtual y transportarnos a cualquier realidad alternativa desde el salón de nuestra casa.
Está claro que el streaming ha abierto un mundo de posibilidades a la TV: un informe de Barlovento Comunicación señala que el consumo de TV descendió en 2016 a 233 minutos por persona y día, 4 minutos menos que en 2015, pero también remarca que las suscripciones a plataformas de streaming aumentó , de forma que el 11% de los hogares españoles ya se encuentra conectado a alguna empresa de distribución audiovisual.
Avances tecnológicos non-stop
Del mismo modo, tecnológicamente no dejan de desarrollarse innovaciones que en un futuro cercano serán algo cotidiano.
Un ejemplo de ello es el 8K, consecuencia directa del rotundo éxito del 4K, que ha motivado que se esté trabajando en un mayor nivel de nitidez y ahorro energético en los aparatos de televisión.
En la mejora de las pantallas también trabaja la tecnología OLED (“diodo orgánico de emisión de luz”), un último avance que ya ha empezado a incorporarse en algunas pantallas como en la del nuevo iPhone X. Sus ventajas son varias pues permite desde la creación de televisores más estilizados hasta la mejora de calidad de imagen con tonos de negro más intensos, una mayor gama cromática y la eliminación del efecto ghosting (imágenes borrosas). Aunque por ahora, los únicos que se han lanzado con esta tecnología han sido Samsung, LG y Panasonic.
Pero no todo se centra en el dispositivo en sí, pues los últimos avances parecen estar más enfocados en nosotros, los espectadores, que ya nos hemos acostumbrado a ver la TV cuándo y dónde nos dé la gana gracias a las mencionadas plataformas streaming.
Los no tan nuevos modelos de consumo afectan, y mucho, a la forma de crear y difundir contenidos y a pesar de que la inversión publicitaria en la televisión tradicional, según Kantar Media, ha caído levemente en un -0,2% con respecto al año anterior, se están presentando alternativas para volver a remontar como el desarrollo de las multipantallas o las gafas virtuales. Estos avances favorecerán la creación de un contenido personalizado muy interactivo que ofrecerá a los anunciantes más dispositivos en los que distribuir sus campañas y una mayor fragmentación del público.
Esta personalización también se está viendo impulsada por el desarrollo del Big Data y la Inteligencia Artificial haciendo que la publicidad programática entré también en el campo televisivo. A las televisiones de EEUU ya les han dado el visto bueno a poder hacer publicidad como la de Internet en la tele y los anunciantes podrán empezar a hacer anuncios basados en datos como las aficiones, la edad, el sexo y/o el comportamiento y llegar únicamente a los que seleccionen… todo mucho más preciso y personalizado.