En un evento reciente de TEDxGranViaSalon al que asistí se trató el tema de los nativos digitales, que como todos ya sabemos es la generación para la que todas las que denominamos nuevas tecnologías (Internet, smartphones, redes sociales, videojuegos, etc) no son tecnologías sino ambiente.
Ellos han nacido en medio de estas tecnologías y tienen la misma consideración que para nosotros la lavadora, el frigorífico o la televisión. Como suele decirse, llamamos tecnología a aquello que se ha inventado después de que nosotros naciéramos.
En ese evento se dio una definición alternativa de nativo digital que me gustó especialmente: aquel niño que en una barbacoa o en una comida familiar solo consigues que se quede quieto o feliz cuando le lanzas el smartphone.
No voy a extenderme más en los contenidos de este evento, pero sí que me sirvió de reflexión sobre algo ya tratado en un post anterior de este blog hablando sobre la integración necesaria de lo físico con lo digital. En concreto, quiero reflexionar aquí sobre cómo estos nativos digitales han aceptado esta integración de un modo natural mientras que otros lo hemos vivido con la sensación de magia que produce toda la buena tecnología.
El caso de Skylanders
El ejemplo al que me refiero fue la estrella de los videojuegos para los más pequeños que ya ha facturado más de 1.500 millones de euros en el mundo, número uno en ventas el año pasado y que combina muñecos físicos con la acción en la pantalla de su televisión.
Cuando estábamos hablando de esta tendencia físico-digital en el mundo de la comunicación ya estaba siendo una realidad en el mundo de los más pequeños.
Juegos como Skylanders de Activisión y su réplica de Disney, Infinity, que han renacido en este 2014 con nuevas versiones como Skylanderes Swapforce o las esperadas de Infinity con figuras de Star Wars o la Marvel.
Para los que no hayan visto estos juegos (será que no tienen hijos, vecinos o sobrinos pequeños), consisten en diversas figuritas que se venden por separado, a un precio medio de 10 euros, y que en su base llevan un circuito de tecnología RFID (la misma que protege del robo de ropa en las tiendas). A la videoconsola se conecta una especie de tambor circular a través de un puerto USB y sobre ese tambor (El Portal del Poder, en los Skylanders) se va colocando la figurita física con la que se va a jugar. Cuando se coloca, el circuito RFID se activa y el muñeco es reconocido y en la pantalla de la televisión y aparece como un personaje digital dentro del juego. Durante la partida se puede cambiar por otros tantas veces como se quiera y adquirir mejoras del mismo que se quedan grabadas en su circuito RFID con lo que el muñeco con nuevos poderes puede llevarse y jugar con él en la consola de un amigo.
El precio es clave. 10 euros suele ser la media de lo que las madres se gastan en un regalo para los múltiples cumpleaños de los compañeros de clase a los que son invitados durante el año, por lo que regalar un Skylander, entre los casi 40-50 tipos que había, era lo mas habitual.
Había figuritas tan escasas que casi se convertían en piezas de coleccionista. Se estimulaba el “efecto colección”, para tener las que te faltan y también se creó un mercado de segunda mano de figuritas físicas.
Con la videoconsola apagada muchos niños volvían al método clásico de jugar con ellas como juguetes y así se tenía lo mejor de los dos mundos. Todos nosotros en el pasado habíamos visto películas y después comprado figuritas de merchandising de las mismas para reproducir en nuestra habitación las batallas de la película, pero hasta ahora eran mundos separados. Esta unión físico-digital conseguida en estos videojuegos abre las puertas a servicios y entretenimiento que combinen de modo natural ambos mundos.
Esto confirma que ser padres o tíos es una manera muy sencilla (aunque no barata) de estar en contacto con las últimas tendencias en tecnología pues suelen ofrecerse a los nativos digitales que tienen menos dificultades en aceptarlas y manejarlas con normalidad como juegos.
Así, al igual que en estos videojuegos podíamos ver lo físico combinado con lo digital, existen juegos con alto componente de realidad aumentada, con colaboración online e incluso con inteligencia artificial en las reacciones del juego.
Recomendación final: pongámonos al día experimentando nueva tecnología… simplemente jugando con los nativos digitales.