Todos sabemos o intuimos lo que es la gamificación en el mundo empresarial. Es trasladar técnicas del mundo de los juegos a las actividades que consideramos “serias” para aprovechar el estímulo y la motivación que producen.
Hemos visto a redes sociales funcionar en base a este tipo de estímulos como pasó con la mayor red de geolocalización que ha existido, Foursquare, que funcionaba a base de acumular insignias (badgets) por registrarse en un lugar. Si en estos lugares eras el que más veces se había registrado te convertías en “mayor” de ese sitio en el entorno de los usuarios de Foursquare. Esto que sonaba a friki total a los ajenos a la red desataba pasiones entre los que la seguían. ¿Qué impulsaba a adultos a hacer esto? ¿Cuál es la clave de la magia de la gamificación?
Para hablar de esto hay que ir a la neurociencia y preguntarnos ¿qué hace el juego en nuestro cerebro? Lo que los científicos nos dicen es que nuestro cerebro no es solo plástico en la niñez sino que el entrenamiento produce plasticidad en el cerebro adulto. Esto fue demostrado por diversos estudios (taxistas de Londres, etc) durante la última década. La importancia de este descubrimiento es que en el aprendizaje de nuevos hábitos, la exploración, la experiencia, el ensayo y el error se producen cambios funcionales y estructurales en nuestro cerebro. Los juegos permiten todo esto y por eso mejoran el rendimiento cognitivo general, al igual que lo hacen los ambientes estimulantes y enriquecidos que constantemente nos demandan nuestras funciones cognitivas. A la vista de todo esto la pregunta lógica no sería por qué usar juegos en el mundo empresarial sino por qué no los hemos usado hasta ahora.
Toda una nueva generación criada ente videojuegos se está incorporando a las empresas, ¿por qué no aprovechar ese potencial explorador y esa capacidad de fallar y empezar de nuevo que les ha dado su afición?
Vivimos una nueva época económica con menos certezas, con cierto descrédito de la estrategia tradicional, a medio y largo plazo, frente a la acción y esto supone asumir más riesgos, más rápidamente, pero obviamente estos deben tener un menor coste al equivocarse. Un famosos científico Linus Pauling dijo que “la mejor manera de tener una buena idea es tener muchas ideas”. Podemos decir que hoy esto se aplica también a los productos y los servicios. Es casi imposible pronosticar su éxito por lo que necesitamos la creatividad de todos para conseguir crear nuevas alternativas, oportunidades de posible éxito.
Este post se escribe precisamente en una semana en la que una de las noticias trataba sobre el debate parlamentario en relación con la incorporación de un juego, el ajedrez, a las aulas españolas como asignatura. En su defensa, un gran conocedor del ajedrez como Leontxo García daba varios argumento irrefutables y el primero de ellos era el desarrollo a través del juego de cinco de las ocho inteligencias establecidas por Howard Gardner, y, por tanto, el desarrollo de la inteligencia.
A la luz de todo esto nos quedaría dar un consejo: no dejemos de jugar, tampoco en la empresa. La gamificación es una palanca importante a considerar.