Esta es una de esas preguntas lícitas en un mundo en el que hablamos constantemente de redes sociales y entornos sociales pero en la que es difícil medir su impacto económico. Por eso nos ha interesado tanto el informe que McKinsey Global Institute (MGI) ha publicado con el titulo de The social economy: Unlocking value and productivity through social technologies.
En el espacio de este post solo podemos presentar algunas cifras pero suficientemente significativas como para concluir que lo social no solo es rentable sino que su adopción como modo de organización dentro de las empresas social enterprise va a ser un gran paso evolutivo para las compañías del siglo XXI. Ya en un post anterior esbozamos algunas líneas de esta nueva tendencia.
En primer lugar las grandes cifras. Hay en el mundo, según el informe, más de 1.500 millones de personas involucradas en redes sociales, esto supone que más del 80% de los usuarios online usan también redes. Literalmente las redes han cambiado la vida de millones de personas que confían en ellas desde para organizar una boda hasta compras, consejos, educación, etc, al tiempo que participan con contenidos como blogs, videos, etc, creando el denominado cognitive surplus (excedente cognitivo) que ha dado lugar a fenómenos colectivos tan útiles e impasables por su método social como la Wikipedia. De hecho, para mostrar la capacidad latente de hacer cosas que tenemos en grupo, el autor de este concepto (Clay Shirky) estima que la Wikipedia se realizó en un tiempo equivalente el 1% del tiempo que los estadounidenses dedican cada año a ver televisión.
Por otra parte, de las empresas que usan tecnologías sociales, el 90% consideran que les aportan beneficios. Los trabajadores del conocimiento (cada vez mas empleos pueden considerarse así) dedican 28 horas a la semana en gestionar mails, buscar información y compartirla con otros.
Partiendo de estos datos, el informe consigue estimar el potencial económico de las herramientas sociales aplicadas a la empresa en más de 900.000 millones de dólares anuales, solo en cuatro sectores estudiados que supone el 20% de la ventas industriales. Casi dos tercios de esta cifra se basan en una mejora en la colaboración y comunicación entre empresas. La mejora de productividad en los trabajadores se estima en el 20-25%.
Para los investigadores del informe, la empresas están lejos de haber capturado el gran potencial que las tecnologías sociales poseen, pero para aprovecharlas (en especial en el potencial que tiene en la creatividad y en la creación de valor subsiguiente) las empresas han de realizar cambios en su estructura organizativa, sus procesos, sus practicas y su cultura para hacerla más compatible con conceptos como “compartir” o “apertura” que son las bases de los entornos sociales.
La definición de ‘tecnologías sociales’ es tan amplia que abarca cualquier producto o servicios que permita la conexión y la interacción digital. En el informe se incluye un gráfico en el que se representan muchas de ellas, desde los wikis hasta las redes sociales pasando por espacios físicos de coworking.
En suma, todo un universo en rápido crecimiento, todavía incipiente en resultados pero con una gran capacidad de producir impacto económico y al que le iremos haciendo un seguimiento continuo ya que va a ser la fuerza que configure la economía de estas próximas décadas.
Más del 80% de los usuarios online usan también redes. Un mundo incipiente en resultados pero con gran capacidad de producir impacto económico.